Jordi Subiras: Cómo encontrar los elementos diferenciadores de tu coworking en un mercado saturado
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Jordi Subiras CEO de Betahaus Barcelona es padre de dos hijas y lleva más de una década a caballo entre Barcelona y Alemania. Estudió finanzas y arquitectura y fue en sus primeros años mientras ejercía de arquitecto cuando entró en contacto con el coworking.
“Trabajaba en un estudio de arquitectura que sufrió muchísimo en la crisis de 2007. La empresa se fue contrayendo hasta que acabó cerrando la sociedad. En ese época conocí el proyecto de Betahaus a través de un amigo, uno de los fundadores de Betahaus Berlin...”
...y el resto es historia: con un business plan en mano y un benchmark bajo el brazo Jordi tuvo más de sesenta presentaciones a personas de confianza durante el año 2010. “Hablé con antiguos jefes y básicamente con cualquier persona que me mereciera confianza y pensara que podía aportarme un punto de vista interesante para el proyecto. Buscaba particularmente feedback sobre qué les gustaba y qué no”.
En octubre de 2011 crea la sociedad que se convertiría en Betahaus Barcelona. Después de dos (tremendas) decepciones con dos edificios que casi tuvieron en sus manos, Jordi encontró, en el barrio de Gràcia lo que hoy todos conocemos como Betahaus Barcelona. El potencial del barrio estava más que demostrado pero el edifico llevaba más de 25 años cerrado y estaba en un estado de abandono total. “Tenía tres plantas sin ventanas y estaban totalmente invadidas por palomas, no tenía electricidad ni agua pero la propiedad puso mucho de su lado y llegamos a un acuerdo que era ventajoso para ambas partes. Nosotros obtenemos una carencia muy larga, un contrato a 25 años y un alquiler muy ajustado pero invertiremos en el edificio, lo pondremos al día y lo mantendremos adecuadamente”.
A partir de ahí, Jordi formó un equipo y empezaron a comercializar con un formato de club mediante invitación, buscando una cierta exclusividad. En palabras de Jordi: “No era exclusivo pero tampoco era para todo el mundo. Era una fase de pioneros en la que buscábamos personas que compartieran el 'ADN Beta', queríamos demostrar que era viable”. Una vez superada esta fase en 2014 piden un crédito de 300.000 euros y durante los años 2015 y 2016 terminan el edificio incluido un café para miembros en la quinta planta.
Uno de los aspectos que sin duda quería comentar con Jordi era cómo Betahaus pasó de ser el líder en la ciudad a competir con una nueva generación de espacios de trabajo flexible que se han construido con una nueva mentalidad en un mercado que ha evolucionado radicalmente desde que Betahaus fue concebido. O expresado de manera más directa: de ser el líder de un mercado que buscaba espacios de trabajo abiertos a uno donde se buscan oficinas privadas con un look & feel de coworking.
“Yo nunca me he considerado el líder ni el primero de nada. Nosotros demostramos que era posible tomar un edificio completo y convertirlo en un espacio de trabajo flexible con una comunidad que aportara valor a todos los que trabajaban desde allí. Pensábamos que era una necesidad que no estaba resuelta en el mercado. Queríamos simplificar lo que significa crear una oficina, convertir un coste fijo en un variable y aplicar un modelo que en Estados Unidos o en el norte de Europa estaba funcionando. Creíamos que el espacio debía ser como una navaja suiza, empezábamos ofreciendo espacios de trabajo pero cada vez se podían agregar más servicios a nuestra propuesta de valor. Cometimos muchos errores y tomamos muchos riesgos pero hicimos eventos de empresas 'super top' y llegamos a facturar 40.000 euros al mes sólo en eventos; nos hicimos un hueco demostrando que el modelo era viable a nivel local”.
“Estamos en un sector en el que no hay barreras de entrada. Pero si aplicas la economía de escala y pasas de mil a treinta mil metros los costes son otros”.
Por otro lado, estos nuevos operadores entran en alianza con las propiedades o directamente siendo propietarios de los edificios que operan. Entraron sabiendo que funcionaba, nosotros y otros lo habíamos demostrado, pudieron hacerlo con una propuesta de valor mucho más ajustada a las necesidades que había en ese momento y gracias a su escala y alianzas lo podían hacer mejor, más barato (o a un menor precio de coste) y si los edificios eran de su propiedad con una mayor rentabilidad: es decir que Betahaus a nivel de infraestructura, a nivel de contenido, etc. se había quedado atrás”.
Otro punto interesante de la gestión de Jordi al frente de Betahaus en su segunda etapa al frente del proyecto es cómo ha adaptado el espacio a la situación provocada por el COVID-19.
“Creemos que los eventos presenciales de cien personas se han acabado.Creemos que esa asistencia física es sólo parte de la que tendrán los eventos que se lleven a cabo en el futuro por lo que hemos invertido en los medios necesarios para permitir que personas de todo el mundo participen."
“Os pongo un ejemplo: Naciones Unidas invirtió 100.000 dólares en traer a Barcelona a cuarenta y cinco personas para realizar un workshop sobre big data. Creamos una app para mostrar a la sección de migraciones (debido a crisis humanitarias o desastres naturales) de UN como usar big data para trackear las migraciones y ayudarles a comprender mejor una situación y a proporcionar ayuda de manera más efectiva a los migrantes. Creo que esto [desplazar a un grupo de personas a un coste tan elevado para asistir a un evento presencialmente] se ha terminado”.
“Otra de las cosas que creo que ha llegado para quedarse es el trabajo remoto, y cuando se alcance inmunidad de grupo y todo esto pase, los coworking y espacios de trabajo flexibles quedaremos en una muy buena posición."
El impacto del COVID-19 nos cuenta Jordi que ha sido brutal, “nos ha hecho pasar de una situación en la que facturábamos 40.000 euros [sin incluir eventos], a una facturación de 6.000, 7.000 euros. Los primeros meses no pensábamos que esto iba a durar tanto. Hicimos una previsión para pasarla mal cuatro o cinco meses y que luego la situación se contendría y tendríamos una vida normal: nunca nos imaginamos que después de un año estemos todavía en esta situación. Una vez nos dimos cuenta de que esta sería la dinámica, empezamos a trabajar no sólo para adaptarnos a la situación actual sino también al escenario que prevemos a posteriori: ahora lo que falta ver es si hemos o no acertado pero eso el tiempo lo dirá”.
En lugar de endeudarse Betahaus Barcelona optó por ampliar capital y tomó varias medidas entre la que destaca un replanteamiento completo del edificio que podemos resumir en:
- Instalación de sistemas de purificación del aire.
- Aumento del caudal de renovación del aire.
- Establecer protocolos mejorados de limpieza y desinfección.
- División de los espacios, se abandona el open plan de las plantas.
- Agrupación de equipos pequeños.
- Atomización de los puntos de café creando un punto por planta en lugar de un gran café central.
- Instalación de más impresoras.
- Mesas más grandes y menor densidad en los espacios de trabajo.
- Y sobre todo, usar la tecnologia para conseguir tener un espacio mucho más flexible.
“Yo veo que el futuro es volver a esos 4 metros cuadrados por persona (en los espacios de trabajo). Nosotros estábamos poniendo en el mercado espacios con 2 o 2,2 metros cuadrados por usuario”. Esta es la apuesta de Jordi Subiras por el futuro, y yo sinceramente espero que esté en el camino correcto porque como hemos visto en entrevistas como la de Luis Pérez la densidad será un nuevo punto de fricción en lo que se refiere a la salud y el bienestar en los espacios de coworking.
“Betahaus se está orientando al nuevo modelo híbrido de coworking, se está preparando para una segunda situación pandémica. La mayoría de las medidas que tomamos en 2020 se mantendrán. Y dado que nos hemos quedado atrás en cuando a las dimensiones del lugar (al no poder aplicar las economías de escala que antes comentaba en suficiente medida) a Betahaus, o a cualquier otro espacio de tamaño reducido, tan sólo le quedan dos caminos: la apuesta tecnológica para encontrar una ventaja competitiva y reducir el coste del producto que lanzamos al mercado, por otro lado buscamos un factor diferencial respecto al resto. No queremos ser un espacio barato pero si queremos tener este ADN de alma en estado abierto, ganas de compartir, de un espacio donde el punto social es muy importante, donde hay eventos con cerveza, eventos donde venga gente interesante a hablar, gente independiente, no consolidada. Pero a nivel espacial queremos que cuando la gente entre sienta que el espacio tiene un alma que no sepa explicar porque queremos continuar siendo referencia, no en cuestiones cuantitativas sino cualitativas, porque nuestro activo más importantes son las personas que lo forman. Lo que buscamos es que la gente que esté aquí esté de puta madre”.
Y yo espero, por el bien del coworking, que Jordi y Betahaus lo consigan.
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¡Feliz Coworking!