Una soñadora del coworking encontró su propósito en Colombia
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Oriellys Simanca, fundadora de Combo coworking en Bogotá Colombia en 2019, se define como una soñadora. Titulada en historia, después de un postgrado en España y trabajar durante muchos años en el sector público en proyectos relacionados con la cultura decidió que había llegado el momento de crear algo que fuera un proyecto propio y que les garantizara un futuro a ella y su esposo.
Lo cierto es que su experiencia previa la había condicionado para lo que tenía que venir, desde su primer emprendimiento vendiendo caramelos a sus compañeros y compañeras de clase en el colegio a los tres años de edad a sus diferentes proyectos en el sector público trabajando con colectivos de artistas en Bogotá, proyectos de memoria histórica asesorando en acciones de reparación simbólica. Una constante en esta época era que siempre trabajaba con pocos recursos. Conseguir aquello que se proponía exigía llegar a acuerdos e intercambiar recursos con instituciones públicas y privadas de manera constante lo que sin saberlo la estaba preparando de la mejor manera para gestionar una comunidad de personas diversas.
Empezaron a investigar en el sector inmobiliario tratando de encontrar oportunidades cuando buscando tendencias “apareció esta palabra maravillosa que es el coworking y nos maravilló”. Un plan de negocio y ocho meses más tarde, ya estaban manos a la obra en su primera ubicación. Y Combo es uno de estos casos en el que la ubicación llegó primero que el concepto ya que el espacio se creó en un espacio que ya tenían. “En esta zona de Bogotá en 2018 no había ningún coworking, en 2019 sin embargo había 4 de los que a la fecha de esta entrevista sólo quedaban dos. Muchos de estos espacios eran en realidad casas de la cultura privadas que destinaban también ofrecían servicios de coworking.
Teusaquillo es un barrio tranquilo, nos explica Oriellys, es un barrio histórico lleno de casas de estilo inglés. La casa que es la sede de Combo no es una excepción: “La casa es obra de un arquitecto chilena y la fachada estaba conservada pero el interior estaba bastante transformado. Tratamos de restaurarla lo más parecida a su estado original, quitando los falsos techos y recuperando los arcos originales en las puertas”.
Después de su experiencia trabajando para distintas administraciones y, salvo alguna notoria excepción, lo hizo en espacios incómodos donde era difícil concentrarse, reunirse en un espacio en condiciones o con un mínimo de privacidad “a veces nos teníamos que reunir en cafeterías donde teníamos que comentar presupuestos y nos producía una sensación muy incómoda” recuerda Oriellys . Todo este aprendizaje cristalizó en el diseño de Combo. “Prácticamente todas las salas son multifuncionales y gracias a ello durante el primer confinamiento debido al COVID-19 nos fue muy fácil reacomodar todo”.
Volviendo la vista hacia los inicios de Combo, Oriellys nos cuenta que “2019 fue un año intenso y super creativo y de poner todo a prueba”. No tenían público ni redes, y lo crearon todo de cero generando confianza en la gente. El publico de Combo es un reflejo del público que existe alrededor del espacio así como las carencias que Oriellys había detectado en su vida anterior. En Combo puedes encontrar emprendedores que acaban de salir de sus casas y o bien tienen recursos o están tratando de conseguirlos, micro-empresas de un par de empleados o una ONG que dispone de fondos europeos. En cuanto a los usuarios de las salas de reuniones hay empresas de la zona que rentan estos espacios por horas así como un instituto del estado que también hace uso de las mismas.
“Enero y febrero de 2020 fueron una locura y para marzo teníamos muchas reservas y cotizaciones. De hecho estábamos pensando en empezar a buscar un nuevo espacio en abril porque tenia que empezar a decir que no a algunas peticiones”. Y entonces llegó el COVID-19.
“Me impactó cuando el virus llegó a Italia porque yo tengo familia allí y supongo que creímos que ,como había pasado en otras ocasiones, el virus quedaría circunscrito a Asia. Viéndolo con perspectiva estábamos en un estado de negación y creíamos que no era posible que llegara aquí”. Pero como tantas otras personas, por desgracia, se equivocaron y a principios de marzo de empezó a hablar de hacer una cuarentena en Perú. “Entramos en un simulacro de cuarentena del que nunca salimos: el simulacro se convirtió en cuarentena y llegó el caos total“.
Una vez terminada la cuarentena reabrieron y consiguieron recuperar el 90% de los clientes que tenían antes del impacto de la pandemia.
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¡Feliz Coworking!